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jueves, 29 de noviembre de 2012

Nada…su moldeador.


Nada…su moldeador.

Pertinazmente, sin prisas, sin pausas
Minuto a minuto, hora a hora
Mientras el brillo incansable del sol luzca
Amoldando sus pequeños cuerpos
Auxiliando sus pieles curtidas, en lo imposible
Tras cortos períodos de malnutrición
Continuidad, trasiego de barro, de adobe
De ladrillos húmedos, de secas piezas
Montones, cúmulos de esperanza se antojan
A sus diminutas mentes,
Por eso unas simpáticas miradas añoran un hogar,
Le contaron que por acá los niños no sufren explotación
Incrédulos, sonríen y dicen pedir
Sólo, un hogar donde cobijarse de las garras hirvientes
Del acuciante  sol y de las garras del patrón
Que únicamente sabe contar pilas de ladrillos.
Sin saber que no es lo mismo,
Pero los de aquí, algunos también.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Se Busca…


Se Busca…

Dicotomías primigenias
Virginal ruptura, imperativa
Un segundo, dos, tres…veinte
Largo periplo de doscientos ochenta soles
Tormenta y explosión
Ha llegado la hora verdadera.
Nuevas, inexpertas manos, sabedoras del desconcierto
Glándulas naturales que portan el fruto
Sin miedos, conocedoras sin escuela
Turgentes piezas de lascivia
Convertidas en suculento maná
Dichosos somos capaces de engendrar
Grandiosos animales, para criar
Se Busca Padres…
Hoy el frío rudo me despertó
Con su bofetada cruel a la dichosa vida.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Pacto de Silencio.


Pacto de Silencio.
Ni Ella ni Él pensaron que se conocerían de aquella manera. Un encuentro casual, o no, quién sabe. Hay quienes gustan creer que estaba allí el cruce, había de pasar. Eran blanco y negro. Su luz irradiaba de forma natural con un brillo blanquecino, como luna llena, proveniente de su aura. Él quedó prendado desde el primer momento de su caminar altivo, apuesto, desafiante, segura de sí misma. Aunque, como todos, escondía un pequeño lunar negro en su interior al que temía. Cuando aparecía desmontaba toda su alegría, su belleza natural se diluía cuan azucarillo en el hirviente mejunje aquel que gustaban a ambos. Él lo llamaba americano, ella decía que el suyo era mejor, ambos se tomaban ese brebaje después de pasado el tiempo, mientras conversaban en aquel porche de la primera vez. Esta vez en cambio eran tres, pues no hay noche sin luna, como no hay día sin sol.
Se reían, por qué hemos llamado siempre a esto trino, si en realidad somos cuatro. No somos cuatro, la luna es vida gracias al sol, sin él no existe. Bueno aplíquese eso también al día y la noche. No, pues la noche y el día están unidos en un círculo eterno cuando uno llega, besando a la otra, ésta se va e igualmente en dirección contraria. En cambio la luna y el sol muchas veces juegan al escondite, unas veces están los dos, otras uno de ellos, otras la luna molesta desaparece aunque sea por poco espacio de tiempo.
Bueno cierto es que cuando nos topamos, fue como un alumbramiento de algo perdurable, pues dicen que las cosas que comienzan fuerte, son las más duraderas. Algunos sellados en sangre, duran para toda la vida. Es como si se hubieran mezclado en el fragor de una batalla en pradera medieval. Tú te me uniste, y juntos vencimos a la dama negra. Incluso el más bravo guerrero necesita unos ojos que lo miren en momentos arduos de la contienda. Esa mirada le protege, le brilla, le alumbra con su luz de forma directa o indirecta. En su presencia, o en el espíritu de su medallón entregado antes de la partida, éste imprime calor al pecho cuando lo necesita. Es pacto de silencio, entre tres cuerpos, un solo alma. Nunca romperán dicho pacto, es uno en la lucha cualquiera que sea el vórtice a superar.
Hacía años luz que tomados de las manos observaban transcurrir el agua cristalina, como sus vidas. En ella se veían reflejadas las mil y una peripecias habidas, altos y bajos, alegrías y tristezas, blancos y negros, pero desde que el pacto siempre fue más llevadero. Esa mano que se necesita siempre estuvo, siempre aunque estuviera lejos, el medallón los unían, la cercanía del grito apagado en la noche llegaba al más recóndito lugar. El río Orrad sigue transportando las mil y una historias que sus vidas vivieron. Todos envidiaban su capacidad de estar, porque no comprendían. Sus mentes no eran capaces de llegar al nivel de saber que dos fuerzas contrapuestas, a priori, son las más fuertes a la hora de proteger al ser querido, en ello son complementarias y conocedoras de todos los caminos. Esa mano que aparece en el momento adecuado te salva de locuras sin retorno.
 Es la mano adecuada, pues a veces nuestro interior está tan a la deriva que no queremos asirnos a quien amamos desde antes de conocer, tememos arrastrar lo más preciado con nosotros al fondo del abismo. Sin preguntar, sin pararnos a pensar, que es lo ansiado por los tres.
Por ello es importante cuidar al sol, a su reflejo, a la luz y a su brillo pues nunca sabemos cuándo nos veremos hundido en el abismo, no pensemos si es morena, rubia o pelirroja, sólo sabemos que es negro su corazón, esa dama que todos antes o después nos encontramos, y la manera de vencerla es mirando a los ojos del trino eterno, jurado en el silencio.



domingo, 25 de noviembre de 2012

Clásicos …Levántate.


Clásicos …Levántate.
Estirpe noble la que deambula en los conductos sanguíneos de la fiera dormida. Otorga el beneficio de la duda a todos los mortales. Deja que piensen, instiga o mejor aún, enseña a pensar. Utiliza su vivencia como acicate para soliviantar a los otros. No deja translucir sus pensamientos, pues el que porta la piedra preciosa sabe de su sinceridad.
Paciente en aletargado transcurrir de los momentos y de las circunstancias. Deja a los enemigos pasar, cuando a sus vástagos no se arriman. Siempre alerta. Daría el zarpazo mortal al que ose invadir el círculo propio.
Entonces insufla fuerza en sus ocultas fauces felinas, en su hipnótico caminar. Fiera donde las haya se convertirá. Hará pagar a quien no tenga la nobleza de suplicar perdón.
Se levanta de una y mil caídas, de un salto. Donde nadie daba un mendrugo, encontrará la bandeja llena. Y habrá de pagar la apuesta que sobre la mesa puso, en su osadía de no templar la palabra del que nunca miente, sin indicios siquiera, sólo por desfachatez y olvido de su olor a ciénaga.
Que pague…es su sino, él se lo buscó.
Entre tanto las líneas innatas de la piel de la fiera siguen enseñando las huellas dactilares que nos diferencian a todos. Ninguno somos iguales.
El ojo sabedor del más allá de una simple mirada. Al igual que hoy podemos observar con las nuevas cámaras de sensibilidad térmica y conocer la respiración acompasada de las víctimas y de los verdugos. Atilda la retina y podrás escuchar sonidos que bailan al son de la melodía que te toco.
Entre tanto me apoyo en el báculo que me permite caminar, en compañía de mi águila vigilante y mi sabia rutilante doncella de los suelos, madre de las criaturas del averno.
El tiempo pone a cada uno en su sitio…todo llega, no desesperes, camina. Todos los días una cosa nueva nos acompaña al lecho. Hoy también…


viernes, 23 de noviembre de 2012

El Jurado Se Marchó…


 El Jurado Se Marchó…
Todos rumiaban hierbas de estropajo verde
Y en sus bocas los espumarajos sonaban disonantes
Los campos, estaban inundados de la lluvia derramada
Los focos se encendieron iluminando los rincones despoblados
Nadie la mira, aislada en la falúa
Erguida cuan el primer día, enfrentada alas miradas fatuas
Recorren sus túmulos, buscando justicia lloran, mas
Portan las hachas afiladas, exigen cabezas.
Grandes autos negros recorren la avenida, lleno de esbirros
Anotan los rasgos de quienes acusan
Nada preguntan, nada investigan, nada piensan, solo apuntan
Y la ciénaga acorrala a la inocente damisela,
Escuálida, aterida del gélido anochecer
Todo vale, me enfrento, le tiendo mi brazo y mi voz
Les grito, a los ojos, carroña
Apartan su mirada, se dicen jurado, se saben culpables
Están sedientos y no reparan en los daños
Y las aguas se retiran,  y el bosque se seca, se llena de luz
Extiendo mis brazos, y danzamos, en sinuosos meandros
El polvo recubre nuestros pies
Ya pasó el tiempo de ciénagas para los justos
El mechero cliquea, enciende su última llama, y prende
Los harapos arden, ya nadie quiere saber
Nadie reparó, la herida rasgada, sanó.
Una turba sedienta de sangre se vistió, se dejó manipular y acabó sumergiéndose en la ciénaga de la corrupción.
Al abrir mi mano, sólo queda
Su venta, humo. 


jueves, 22 de noviembre de 2012

Eclosión…En el Aire.


Eclosión…En el Aire.
Manejan vientres enardecidos por el hambre
Sitúan sus gulímicos cuerpos tras mesas preñadas
Del deambular de la langosta y el Chateau wine
Arrancado de las pieles de los minúsculos astrosos.
El brillo del áurico metal impregna las plumas
El papel atrapa las sonrisas de cainitas y fariseos flamantes
Vestidos con doble raya en las telas, y tirantes de colgadura
Sus sarcásticas miradas de desprecio por sus desnudos congéneres asesinan cuan puñales de filo sanguinario.
Mas, no durará, la sibila del bosque arrastra el aroma novel
Se siente la eclosión de un tiempo, el quebranto de una corteza
Las botas machacan el suelo, ya no pisan, se han encrespado
Acumulan vibraciones, rupturas y erupciones, derramamiento
Eclosionan nuevos aires y el hada despliega sus alas
Portando la nueva señal, discurre entre gargantas irritadas
Y lágrimas entre rostros que corren contra las transparencias
Destrozando los blindados y sembrando las flores.
Miedo en los sinsabores, valentía en la esperanza, hartazgo
El polvo sarmentoso sobre la yugular de aquel acaparador
Enrabietado presionará hasta hacerlo hombre
El aire está impregnado, nada puede parar la certeza contra la ignominia de los avaros, gulímicos y sanguinarios.
La eclosión está a flor de piel, se huele en la brisa del bosque.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Retorno…


El Retorno…
Arribando a orillas cercanas aparecieron primero sus velas. Síndromes y señales de humo que marcaban su retorno. Era esperado por todos. Lejanías dejadas en otro estadio, duro, que nos tocó vivir. Velados momentos de tristezas y desgarros. Marañas apoderadas de su cerebro, apartaron su alma del sendero de la verdad y el camino que su guía le indicó.
Desde su partida en la huida atormentada, en la marcha hacia delante. La búsqueda por ser perdonado, sin percatarse de que quien debía de hacer un giro en la decisión tomada era él.
Ángel envenenado de polvos mágicos, sucedáneo de vida, caballo contra jinete desbocado, la noche atormentando llegó.
Distrajiste tu mirada, cegada por la nebulosa creada por tales hierbas, aromáticas, enfermas de perdición, atractivas en la corta distancia, efímeras en el tiempo del desarrollo como persona.
Creías caminar sobre las aguas sin tener en cuenta la densidad del hombre sobre preciado fluido. Sin darte cuenta que soñar consciente es un proyecto. Dejarse llevar por la alucinación ficticia de unas especias, son sólo humo de pipa de incienso, puto milagro que no aparece. Engañaste tu ser y el nuestro.
En el horizonte parece atisbarse una luz de esperanza, una estrella en el firmamento se advierte, fijaste tus ojos en ella. Confianza plena en sus rasgos humanos pusiste, pusimos. 
Aunque depende del fragor de tu sustento y confianza, entrega sin menoscabo y capacidad de sacrificio podrá hacerte un hombre íntegro, contigo mismo. No hace falta que demuestres nada en los demás, sólo en tu interior. Y en su memoria, el que nunca te defraudó y te dejó en herencia la estirpe del guerrero. Tú que su cuerpo yacente, juraste no defraudarle. Oportunidad requerida, ahora de nuevo lograda, no la deseches. Los veleros llegan a puerto, lo observamos, nos dejamos maravillar por su despliegue de mantos prístinos que doblegarán el viento para surcar el mundo de los mundos reales y oníricos.
Aprovecha la buena nueva, nunca sabes cuando tu velero pasará y te dejará en tierra. 
Entregados se hicieron los propósitos. Nunca traiciones a quienes te aman, sería la mejor forma de cavar tu tumba en vida, la más dura existencia. Ser ninguneado por los que te importan. El velero ha retornado, las velas hinchadas cuán preñez de aire nuevo y de color está, aprovecha el viaje, mira la estrella, mira tu futuro, y piensa en él. Recuerda que siempre te está mirando.
A por ello, no te dejes vencer, no te rindas. Cuando sientas flaquear piensa en él, que lo dio todo, hasta el último suspiro, se lo debes. El caminante, su sombra y los que te quieren, siempre estarán a tu lado. Tú eres el que toma el velero de la leyenda del tiempo, respeta la palabra del viejo. 


martes, 20 de noviembre de 2012

Sinusoidales o curvas, rojas en el amanecer.


Sinusoidales o curvas, rojas en el amanecer.

Sustancias en compañía, logran amoldar las rectas líneas de ejecución. Maleabilidad de materiales inertes en apariencia estática. Unos grados más y la curva toma forma. Se adecua al movimiento, se deja levar por las notas sibilantes del aire al atravesar las paredes del instrumento, logrando el antídoto para el amansamiento de las fieras.
Un viaje recto adormece, es asesino. Es capaz de alienar al caminante y dejarlo en el duermevela que le pueda costar la existencia. Unas gotas de elixir y dejará volar la sinusoidales en el calor del letargo. Quebrará la dichosa estación al sentirte contornear las nebulosas formadas en el humo con tus voluptuosos vaivenes.
Junto al mar, compitiendo en color, sabor y deseos con el manto frío del agua bravía. Masticando cada instante que pasa sin poder doblegar al macho que en Recta actitud se presta a enfrentarse. 
Nada más que unos instantes, nunca bastante. El amanecer declarará la tregua del envite de dos corsarios en lucha por el tesoro que colma su galeón.
Caminarán juntos y distantes, acompañándose pero en distintos estadios. Inventarán modos dispares para doblegar a la cima. Serpenteará sobre su lomo para dejarla atrás a su paso. Antes parecióle un impedimento pero para ello está el raciocinio para solventar las grandes cumbres con rodeos necesarios pero superables.
Hasta el cuento más antiguo de los mayores cuando fueron pequeños y siempre repetido, enseña el cuidado que se le precia a la oscuridad del pelo del bosque para con una ninfa de curvas poderosas en rojizo terciopelo. 
Pobrecilla se salvará esta vez?, me refiero a la fiera…
Prescripción de instrumento hipocrático para disipar el amargo sabor del cóctel explosivo de mezclas de curvas y velocidad.