El
Jurado Se Marchó…
Todos
rumiaban hierbas de estropajo verde
Y en sus
bocas los espumarajos sonaban disonantes
Los
campos, estaban inundados de la lluvia derramada
Los
focos se encendieron iluminando los rincones despoblados
Nadie la
mira, aislada en la falúa
Erguida
cuan el primer día, enfrentada alas miradas fatuas
Recorren
sus túmulos, buscando justicia lloran, mas
Portan
las hachas afiladas, exigen cabezas.
Grandes
autos negros recorren la avenida, lleno de esbirros
Anotan
los rasgos de quienes acusan
Nada
preguntan, nada investigan, nada piensan, solo apuntan
Y la
ciénaga acorrala a la inocente damisela,
Escuálida,
aterida del gélido anochecer
Todo
vale, me enfrento, le tiendo mi brazo y mi voz
Les
grito, a los ojos, carroña
Apartan
su mirada, se dicen jurado, se saben culpables
Están
sedientos y no reparan en los daños
Y las
aguas se retiran, y el bosque se seca, se llena de luz
Extiendo
mis brazos, y danzamos, en sinuosos meandros
El polvo
recubre nuestros pies
Ya pasó
el tiempo de ciénagas para los justos
El
mechero cliquea, enciende su última llama, y prende
Los
harapos arden, ya nadie quiere saber
Nadie
reparó, la herida rasgada, sanó.
Una
turba sedienta de sangre se vistió, se dejó manipular y acabó sumergiéndose en
la ciénaga de la corrupción.
Al abrir
mi mano, sólo queda
Su venta, humo.
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