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domingo, 10 de agosto de 2014

Escondida en el Mar…

Escondida en el Mar…


Aire, Agua, Tierra, Fuego
Quizás me perdí en tus cuencas,
Acaso tuve un envite nostálgico de Aristóteles
Y quebré mi sinrazón al bucear en ti
Por un pensamiento, esa quintaesencia loada
O me disipé en el estío de la Luna Llena.
Soy batidor de aconteceres noctívagos
Visitador de pitonisas en tus lágrimas de perseidas
Aguador de festejos entre astros en la tarde
Entregado guerrero que quiebra su armadura
Bajo el centelleo de un luminiscente ángelus.
Y te me muestras escondida en la aurora
Cuando la mesada brisa acaricia tus crines
Al paso, al son, al bamboleo de un oleaje silente
Mientras escoges si susurrar a Aldebarán o Betelgeuse
Tus pies hundidos en los gránulos del cuarzo.
Nada importa, nada escapa al entregado arpón
Cuan si fuera un ballenero experto, el mar señala
Aquel rincón donde esa belleza desnuda su esencia
Optando por caminar sin deseos, ni ataduras
Sino agazapada en el dilema del intríngulis versado
Diluyendo las vueltas de saetas interventoras
Cómplices necesarias para dar valor al prófugo
Huracán de vestigios insalvables, renuente estepario
Mas siempre lobo, siempre aullido solitario que rueda
Y embelesa a los comensales en sus vítores festivos
O restituye la grandeza al sabio que escucha, sin hablar.
Hoy supimos del otro, hoy una nítida luz brilla ahí
Tu alfeizar es puerta para alados traviesos que llegan
Para ser asidos por las vivencias más anheladas
Esa noria que rueda y rueda, mientras la luna pasa
Avivando el paso, mirando de soslayo al sol obtenido.

©Santiago Pablo Romero. Petirrojo.

domingo, 3 de agosto de 2014

Sencillo es…Decir.

 Sencillo es…Decir.


Hoy, he detenido mis pies
A tus orillas
No es, ayer, ni siquiera será, mañana
En el borde de tu magnanimidad
Océano de color intenso
Descolgado por entre las esquivas miradas.
Acaso hube de ser raudo
Incluso corceles de yeguas alazanes, nos perdían
O quizás la jovial inocencia, palpita fuerte
Y mi sal, se descuelga por el rostro
A tu encuentro, sal inmensa
Ambigüedad olvidada, diligente luna de llanto granate.
Tú, quimérico del ulterior devenir
Aplaudes unas hendiduras en el viento
Transmuto mi alma, en hervor
Mi espíritu bardo, se escondía tras los jazmines
Y el laurel seguía creciendo, sin sombras
Allá, silente, esperando mis pasos.
Escogiste leer, optaste por delinearme
Designaste el espacio corto
La cintura bregada, la usanza encinta de sutileza
Aligerando las alas del águila
Exhortando una pequeña llama, tenue regocijo paciente
Nutrido por apenas tiempo inmemorial, jubiloso.
Sencillo es decir, sencillo deshilar aquello lindo
Tejido con manos diestras
Al atardecer de este otoño que pasa acariciándonos
Mostrando la oportunidad prendida del aire
Y por qué no, por qué no subir a ese tren
Y recorrer las atalayas del céfiro ausente
Y carcomer las maderas de unos fieles sin pesas
Y alisar los marmóreos oropeles de los insignes
Y apabullar con la miscelánea del bajo, al alto
Cuan sencillo parece, mas cuan sencillo es
No más, sino dejar la elegante parsimonia impedida
Mientras las casuchas se iluminan, sean altares
Pues ahora, es sencillo, todo fluye…pero el río
El río y sus meandros, siempre estuvieron…

©Santiago Pablo Romero:Bluesman.
Imagen: FernándezCáceres.