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jueves, 31 de julio de 2014

Ilusión de Albero…

 Ilusión de Albero…


Qué más da, si pienso lento, Albero siento
Ante la sonrisa ilusionada, y tal plantío
Nada me hará saber de taurinas tardes
Mas qué importa, si en un envite me di de bruces
Con la sonrisa sencilla de un zagal soñador.
Hunde sus pies, apenas, casi cubiertos
Un corazón servil al tendido, repleto de miradas
Interrogaciones que no hallaran respuestas
Sino hechos y bríos, viento, lucha de dos y más
Acontece la tarde, medio sombra, caído sol.
Un puñado de coetáneos arracimados y compungidos
No saben, confían, no saben, temen
El morlaco se arrima, todos detienen su respirar
Lance tras lance, pétrea silueta cortando el lienzo vivo
Allá está él, sirviendo de diana, detractores y prosélitos
Una guitarra suena en la esquina de la plaza
Andaluza de Granados, sesto de la tarde, puerta grande.
Homenaje a un chico magno, un hombre imberbe
Que rotura el tiempo escondido en las plazas mil
Apenas con las ganas, y el empuje de sus coadjutores
Plantel de gala, un bordado de hilo áurico escribe
Señal inequívoca de su estirpe, Trigueros en el alma
Todos preguntan, quién es, por qué le lleva embutido.
Sonríen, gana las gentes, prebendas de humilde pose
Muestra la efigie de su santo barón, hacedor de dicha
Acaso no fue emolumento de sentimiento rotundo
Quizás su locuacidad no sea pronta hendidura, no
Mas qué entereza desplegada, en su orgulloso porte
Se descuelgan quienes le conocen, se apiñan en él
Esta tarde, no ha sido otra cualquiera, Miranda suena
Danza de Granados, número cinco, Puerta Grande.

©Santiago Pablo Romero. Bluesman. A David y sus Gentes, con mi más sentido aprecio.

Imágenes: José María Marín.

miércoles, 30 de julio de 2014

Dos Caras, Un Deseo…

Dos Caras, Un Deseo…

Inventaron las escaleras
Para que el cielo estuviera cercano
De soñadores sin miedos
Hacedores de mundos inciertos
Que quiebran el lamento, de los idos
Mientras la brisa acaricia sus fauces.
Viví bajo la presencia opuesta del tiempo
Percibiendo sus saetas cortar la hierba
Bebí de las acequias, para saciar mi sed
Acaso la vida, tanto, me oprimía
Ni siquiera elevaba la mirada, al cenit
Sin remilgos, hallando una puerta, un limbo.
Llegó la Persona de manos abiertas
Ofreciendo candor sin precios, sin entelequias
Le llamaron camaleón, contaron sus aspavientos
Anudaron con índices y corazón
Supimos que éramos bardos de vértigo
Alisamos nuestros harapos, nos fuimos al sendero
Caminamos, compartimos, lloramos, reímos
Hoy, sabemos que nos tenemos, nos sentimos.
Dos caras, un deseo, así describimos el meandro
Desde donde vemos pasar la cristalina imagen
De un río aleatorio, que ya no tememos
Fuimos piel curtida por los latigazos
Ya no hay fusta que  nos doblegue, hemos crecido
Nuestros pies son firmes, se han cincelado en piedra
Son columnas que nada, ni nadie, destronarán
Somos Dos Caras, y Un deseo…Un vivir sosegado
Mientras nos embebemos el uno en el otro…

©Santiago Pablo Romero. Petirrojo.

sábado, 5 de julio de 2014

Once minutos…



Once minutos…




Ahí se muestra, erguida
Luminiscente en la noche
Cuan si fuera lápiz editor
Tirantes mil, disociados son
París, siempre quedarás tú.
Aquel hombre, y esa mujer
Besar tu mirada, ojos gritan
Acaso a dos palmos el edén
Besar tu voz, susurro cómplice
Acaso a dos dedos el summum
Sin trabas. Y hacerla mi canción…
Ya sé, nada inventé, ya sé
Mas no soy concepción, nunca
Ni siquiera ángel que ruede lejos
Apenas un mundano trovador
Que gorjea en la noche silente
Para llevarte la mejor melodía.
Hallé un resquicio en tu piel
Buceé en el mar de los aledaños
Supe que estabas allí, te miré
Desgajando cada gránulo escogido
Entre los dedos, calándote de él
Qué hacer, sino dejarme llevar
Por el cimbreo excelso de su son.
Ofrecerte el mejor paseo con alma
Este blues que se ronronea sin miedos
Escogiendo las fisuras de nuestro ser
Para dilapidar cualquier obstáculo
Mostrándose, desnudando su valía
Urgiendo las poses del bardo honrado
De sentir la cercanía de tu regazo
Y la postrera espera, para seguir viviendo.
Once minutos, nos separan del cenit
Mas ya sabremos encontrarlo juntos.

©Santiago Pablo Romero.Petirrojo.