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sábado, 5 de julio de 2014

Once minutos…



Once minutos…




Ahí se muestra, erguida
Luminiscente en la noche
Cuan si fuera lápiz editor
Tirantes mil, disociados son
París, siempre quedarás tú.
Aquel hombre, y esa mujer
Besar tu mirada, ojos gritan
Acaso a dos palmos el edén
Besar tu voz, susurro cómplice
Acaso a dos dedos el summum
Sin trabas. Y hacerla mi canción…
Ya sé, nada inventé, ya sé
Mas no soy concepción, nunca
Ni siquiera ángel que ruede lejos
Apenas un mundano trovador
Que gorjea en la noche silente
Para llevarte la mejor melodía.
Hallé un resquicio en tu piel
Buceé en el mar de los aledaños
Supe que estabas allí, te miré
Desgajando cada gránulo escogido
Entre los dedos, calándote de él
Qué hacer, sino dejarme llevar
Por el cimbreo excelso de su son.
Ofrecerte el mejor paseo con alma
Este blues que se ronronea sin miedos
Escogiendo las fisuras de nuestro ser
Para dilapidar cualquier obstáculo
Mostrándose, desnudando su valía
Urgiendo las poses del bardo honrado
De sentir la cercanía de tu regazo
Y la postrera espera, para seguir viviendo.
Once minutos, nos separan del cenit
Mas ya sabremos encontrarlo juntos.

©Santiago Pablo Romero.Petirrojo.


1 comentario:

  1. Excelentes letras, Santiago, pero justo has ido a escoger una canción de Gary Moore, Parisienne, que junto con still got the blues, son mis preferidas, y me dicen mucho, gracias amigo, un abrazo,

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