Recompensado…
Un mundo
material. Un hombre materialista. Una sociedad, paquidérmica. Elefantiásica, sí
pero con derecho a estética. Interiormente somos mejores que los neandertales.
Esos homínidos carentes de sensibilidad, dicen. Más cercanos, zoológicamente
hablando, con los animales que con nosotros.
Ellos
mataban a sus coetáneos de un fuerte leñazo para alimentarse. En cambio
nosotros hemos evolucionado. Hemos creado las más sofisticadas técnicas de
tortura emocional. Hemos hecho todo un compendio de normas para eliminarnos los
unos a los otros, eso sí, gracias a la legalidad para matar o dejar matarse.
Leyes y leyes, letras rígidas para poder donar partes de otro ser por el hecho
de ser los legalmente designados para ello. En cambio ese mismo no puede ser
quien decida si se le extrae la semilla de vida para auto inseminarse y poder
llevarse el mejor recuerdo de tu ser más querido, o sea un hijo.
Leyes y leyes, letras
rígidas. Por qué no dejan, a veces que algunas leyes las escriban los poetas,
seguro la naturaleza lo agradecería. Algún neandertal habrá osado tocar allí,
seguro.
Entre
tanto te extirpo tus órganos porque lo decidí, tras una mufla de engaños y
buenas palabras. Gran manejo de la retórica de sentimientos en momentos
delicados y zas, ya está, firma.
Al menos
queda una cosa importante flotando en el ambiente, un corazón sigue latiendo en
tu pecho, seguro que lo cuidarás más y mejor que el que te vino de fábrica.
Se
acabaron los eternos días de la engorrosa diálisis. Ya lleváis mejor vuestros
días, brillan mucho mejor con sus riñones.
Esas
bellas córneas, que tanto me miraron.
Esas envolturas oculares que
acariciaron miles de veces mi torso desnudo mientras rehacíamos nuestros
ropajes revueltos tras un forcejeo amoroso y pleno de señales zigzagueantes,
desplegando nuestras ansias unísonas.
Me queda
la belleza en mi retina, la sonrisa de tu rostro, incluso en los peores
momentos.
Mi
recompensa se despliega en otros seres. Mi recompensa es que sigues vivo en
otros seres.
Te siento palpitar en las cercanías de este mundo.
Recompensado…
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