Sinusoidales
o curvas, rojas en el amanecer.
Sustancias
en compañía, logran amoldar las rectas líneas de ejecución. Maleabilidad de
materiales inertes en apariencia estática. Unos grados más y la curva toma
forma. Se adecua al movimiento, se deja levar por las notas sibilantes del aire
al atravesar las paredes del instrumento, logrando el antídoto para el
amansamiento de las fieras.
Un viaje
recto adormece, es asesino. Es capaz de alienar al caminante y dejarlo en el
duermevela que le pueda costar la existencia. Unas gotas de elixir y dejará
volar la sinusoidales en el calor del letargo. Quebrará la dichosa estación al
sentirte contornear las nebulosas formadas en el humo con tus voluptuosos
vaivenes.
Junto al
mar, compitiendo en color, sabor y deseos con el manto frío del agua bravía.
Masticando cada instante que pasa sin poder doblegar al macho que en Recta
actitud se presta a enfrentarse.
Nada más que unos instantes,
nunca bastante. El amanecer declarará la tregua del envite de dos corsarios en
lucha por el tesoro que colma su galeón.
Caminarán
juntos y distantes, acompañándose pero en distintos estadios. Inventarán modos
dispares para doblegar a la cima. Serpenteará sobre su lomo para dejarla atrás
a su paso. Antes parecióle un impedimento pero para ello está el raciocinio
para solventar las grandes cumbres con rodeos necesarios pero superables.
Hasta el
cuento más antiguo de los mayores cuando fueron pequeños y siempre repetido,
enseña el cuidado que se le precia a la oscuridad del pelo del bosque para con
una ninfa de curvas poderosas en rojizo terciopelo.
Pobrecilla
se salvará esta vez?, me refiero a la fiera…
Prescripción de instrumento hipocrático para disipar
el amargo sabor del cóctel explosivo de mezclas de curvas y velocidad.
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