Hostias,1
millón de hostias, un Viaje a Ostia, y la Hostia de Negros.
Arrastrando mis sandalias,
que nada tienen que ver con las del Pescador, pues se me cayó la S, y mira que
la utilizo al firmar. Aunque dada las pintas, éste tampoco es de envidiar
cuando se refiere a viajecitos y juerguitas, que termina a hostias con el
panadero, el que, cómo no, ha de llamarse como el garante del buen camino
durante tantos años, San Paco, hostias a mogollón.
Recorriendo
las piedras del anfiteatro entre piedras de antaño, de esas que vieron cincelar
el famoso decálogo éste, que todos dicen respetar y que apenas unos cuántos se
dan de hostias por cumplir. Ese que enfila a un milloncejo de almas, porque
seguro apenas son mentes, que sí gentes que portan el asidero sin
cuestionamiento. Aquí como la plegaria que canta el que de noctámbulo se escapa
entre áuricos legajos y soflamas de bien y ecuanimidad, de paz y alimentación
para con los pobres.
Acabó enredando a un millón
de hinchas y haciendo gastar una centena de milloncejos, en apenas una semana.
Que, eso sí, pagamos sonrientes entre todos. Y no como en el cuerno ése,
plagado de negros, en cola con los mejores cubículos de latón, gentileza de
nuestras más magnánimas almas, nuestra buena fe.
Y además
algunos optarán por decir, que les mandemos esa pasta, para salvarlos del
hambre. Pero eso es imposible, porque no son euros reales, son gastos.
Aunque signifique más de una
treintena de euros por cuello de los hambrientos negros, en un país cuyo PIB no
llega a los 500 euros per cápita, y otr@s más sapientes recitarán, aquello del
enséñales a pescar y no les de comer bocatas de chorizo,
Ays, al
llegar a la costa de la norte, de vuelta, unas cuantas docenetas de ostias, y
con ello tranquilo dormí, pues no que a la apenas docena, me sale una que me
había tragado su perla, que me quería abrir igual que un lechón en la
manifestación de los descerebrados mastuerzos, esos que apenas coincidirán con
el acristalado cochecito, del buitre blanco.
Es por su seguridad y el
amor a dios, así que mejor que se queden en las heladerías, que el sol calienta
tela.
Y bueno
si con todo no os enteráis, ya sabéis a reclamar al maestro armero, el del
traje negro y porra en mano, que están para orientarnos en el verdadero camino
de corrección y buena letra.
Venga sed, buenos y “patrás, camisetita verde JMJ, y estómagos y partes pudendas, petroleadas y Perdonadas y a ver si la próxima se sacáis el bonobusmetropapístico, que os ahorráis una pastorra, de la hostia”…Ahhh, todo por el bien del cielo, que si no, pudiera haber aglomeraciones en la entrada principal y el abuelo Pedro, no está para estos trotes.
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