El Esqueje.
Un
rompiente de verde blando, marca el principio.
Donde
habitó la rosa entre las rosas. La Rosa.
En los
comienzos era incoloro, pequeño, translúcido.
Fue
tomando ese color portador de la inocencia.
Ese
inmaculado, prístino, sin mancha, su lactosidad inmensa.
Reluciendo
por su áureo porte,
Su
blanco majestuoso. Rosa Blanca.
El
esquivo tiempo, transcurre con parsimonia y toma prestado
Le va
entregando porte, le va confiriendo la tonalidad
Propia
de su adolescencia, ese sonrosado, ambiguo paso
La
inconstancia de la juventud, traza sus senderos. Rosa Rosa.
Estudia,
investiga, encuentra, toma, rechaza, elige,
Enriquece
su ser, tornando en sabiduría todo su ver
Cuán si
fuera rosa de Alejandría. Rosa Amarilla.
Apropiando
diretes, su estómago va controlando las mariposas
Ya va
tornando la alegría soñada, aparece el amor, la entrega
La
entrega sin igual entre bambalinas, las perlas ensangrentadas
La
confusión perdonada, la pasión. Rosa Roja.
Todo
transcurre al son alegre creado con amor, con ilusión
Llega la
armonía, la tranquilidad, el sosiego, la esperanza
El
compartimento comprensivo, el tú, el yo, el nosotros
Son los
años turquesa, protectores, apoyadores de todo
Son
límites, en la larga, en la corta, en todas las distancias
Es el
tiempo sin tiempo, todo fluye,
Nada se
diluye. Rosa Azul Turquesa.
Las
pérdidas aparecen, propias de la madurez
Tus
ancestros, los míos, llegan las agujas salitrosas
Los
momentos desesperados, las partidas, las huidas
De
ilusiones desechadas
Unos perecen
en la tormenta, entre las olas turbulentas
Otras ni
tan siquiera comienzan a florecer, mueren en su nacimiento, duros momentos,
cuando tornan
La luz
al violeta. Rosa Púrpura del Cairo.
Cúmulo
de vida, y de muerte. Flores por nacer, otras marchitas
Engendro
de belleza acabada, brillo sin luz, ni sol
Elementos
sabedores de los pedazos sin reparación
Destrozado
en la contienda, apartado del aire, enclaustrado
Entre
paredes donde pagar su penitencia, los males infringidos
Momento
de mezclas del rojo escarlata con el oscuro manto
Entrega
a la gran señora. Vencedora por paciente. Sabedora de la llegada de todos.
Antes o después. Ella nos espera. No sabremos reír el último. Siempre la última
risa, será de Ella.
Su porte majestuoso inflige
respetuoso Miedo. Rosa Negra.