El Antihéore(III)
…No le
llenaba lo que veía, pensaba que las mejoras iban demasiado lentas. Tomó la
decisión de juntarse con unos amigos, todos los viernes en una taberna de las
que parecen creadas para confabular, como la de los cuentos de Dickens. Está
claro que simplemente charlaban, pero los temas del boca a boca iban
surgiendo.
No se
sabe quien se le ocurrió nombrar. Por qué no creamos una
alternativa. Una alternativa, nosotros. Pero quienes somos. Nadie, somos
personas llenas de ideas y con ganas de dejar de ver siempre como los mismos
son los que se ceban y los mismos los que perecen para cebarlos. Es una buena
idea, diría otro. Los viernes se convirtieron en reunión obligada, se anotaron
nombres, se invitaron a posibles personas interesantes para la causa que se
estaba fraguando.
La forma
estaba reglada, decidieron entre todos quienes formarían el cartel que
presentarían a los ciudadanos. En el camino se quedaron muchos buenos
pensadores que se limitaron a dar ideas, pero prefirieron no entrar en
política. Algunos argumentaron que las circunstancias obligarían muchas veces a
tomar decisiones muy fuertes y no veía la homogeneidad en el grupo como para
soportarlas. A ver notaba demasiados vientos discordantes. Lo cierto que el
cartel se presentó, y sorpresa. Dada la apatía de los ciudadanos por los
políticos situados hacía años, sea como castigo hacia éstos, fuera por la
ilusión que despertó un tan variopinto del elenco electoral, consiguieron una
mayoría simple.

Olvidaban
poco a poco, para qué entraron allí. Todos empezaban a hablar de qué día el
banco ingresó, cuánto ingresó. Las dietas son pocas, vamos a subirnos los
sueldos. Porque aquí trabajamos como bestias y ganamos apenas tres veces lo que
gana uno currando en trabajos para mortales…
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