La Sombra…Noche de Luna.
Es
arriesgado, le trataba de decir él, más prudente o cobarde. Ella que como
siempre más decidida, cuando algo quería, le convenció. Entre sombras,
aprovecharon la luna llena, casi se podía ver los detalles más nimios.
Olor a
fruta madura, a explosión de fresas, en una fábrica de mermeladas, se reían
diciéndose se imaginaban estar.
Caricias,
besos, intensidad emergente en ellos. Apretones, roces y muerdos. Susurros,
entregas, gritos ahogados para alentar a toda la plantación. Así fue como ella
se entregó la primera vez a su hombre, aunque podría decir a su niño, pues eso
eran niños. Rompientes dolorosos placeres, descubrimientos de goces sin mácula,
magnetismos que los atraían sin dudas.
Ruidos,
voces acercándose, pasos…están aquí. Quienes, preguntó él aterrorizado. Mis
hermanos, mi familia, han venido antes, o no, se nos pasó el tiempo volando.
Corre a ver qué inventamos, pues como nos cojan así como así nos matan.
Siempre
fue pintor aventajado, te hacía caricaturas con un canto de ladrillo. Así sin
pensarlo, le dijo, ponte ahí. Contoneó su cuerpo, sobre fondo del transparente
lienzo. Tomó la máquina de aliñar los líquidos a las plantas, la cargó de
triple ración de sulfatos azules. Se entregó a la creación. Cuando acabaron de
llegar los familiares…
Gritos,
venid, venid…hay una aparición. Esto es buena suerte, ha aparecido una sombra
que nos mira sobre el fondo de ese lateral. Todos al unísono corrieron en busca
de las advertencias.
El
fuerte olor a los sulfatos concentrados, la nebulosa yacente aún en el rededor,
le daban una celestialidad, que ya puestos, surgieron los parecidos. Uau, es la
mismísima cara del cristo de los gitanos, dijo el más atrevido. Anda ya, soltó
otro, más bien el cachorro de Triana. Tonterías, se lanzó el tercero. Es el
comandante, es el Che, si no hay más que mirarle a los ojos.No sabéis quien es.
Es el maestro,José Monge, el camarón…si hasta parece que se va arrancar con el
romance de luna, no veis que la preñez de la luna invita a ello…
Ella le
miró a él, se sonrieron cómplices. Un poco de teatro, habrá que llamar a los
periodistas, igual nos viene bien la publicidad, y colocamos todas las fresas
que nadie quiere, entre los curiosos que se arrimen a ver las apaaariciones…
En el
transcurso de los años lo rememoraban sin desvelar su secreto. Sólo su madre,
le decía con una socarrona sonrisa de oreja a oreja. Menos mal que camarón vino
a amenizar la fiesta con el romance de luna, si no algunos pasan de la isla
para allá.
Madre
sonreía ella, no me digas que no ganamos nuestros cuartillos extras con la
fresa vendida entre los curiosos. Se lo debéis a él, menudo pintor ehhh…jejeje.
Sí, sí,
pero si no sale bien la jugada, la denuncia la tiene que poner por escrito,
porque tu padre y tus hermanos le hubieran dejado la boquita para tomar sólo
líquidos en unos meses, jejeje. Que ya sabes que eso de pillar a uno solo, les
encanta. Aunque sea para darle unas clases de civismo. Mira que marcar el
terreno la primera vez en un invernadero.jejeje.
A ellos
les daba igual, pues todo salió mejor de lo esperado. Y cuando escuchan a José,
desgarrar su romance al viento, llenan sus pulmones de alegría. Además que cada
uno, cuando mira, ve lo que quiere ver.Y se escurren en busca de los olores de
fresa estrujada, mermeladas y sudores transparentes de los invernaderos. Como
aquella primera vez, pero sin miedos.
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