El nuevo
orden mundial utiliza el dilema de la goma, estira y estira, hasta que le da en
las narices al pardillo de siempre.
Gira,
gira, da vueltas concéntricas hacia el mismo egocentrismo del poder. Será la
gravedad. Será, será la atracción gravitatoria. Ah, no es lo mismo?. Ah, no sé,
parece que no que la atracción esa ya estaba atrayendo antes de que la gravedad
tomara su importancia.
Será que estaba demasiado
cerca de los setos para saber que estaba dentro de un laberinto creado desde
una visión mucho más lejana.
Será que
nuestra implicación nos ciega y no nos deja ver la perspectiva de la distancia.
Basta separarse un trecho para comprender lo difícil que era desgajarse del
influjo de las sustancias alienantes, será la inopia del roce.
No más
sentía las caricias, el reflujo de las electrizantes corrientes de sus
sensuales caderas. El remolinar de su vasto entendimiento. La eficiencia, la
poderosa ama de llaves de su castillo rondaba cercana para manejar los hilos de
las marionetas que no dejaba escapar.
Mala fortuna tuvo, para
cuando subido a la platea notó que se esclarecía las visiones más
extraordinarias.
Cómo
pudo vivir rodeado de tanta belleza y no percatarse.
Es el
afán de distinción el que le llevó a entenderse poseedor del tuétano de sus
huesos. No tuvo recato alguno en robar su dignidad.
Su libertad, palabra
peligrosa, perseguida y distanciada de los dueños de la caja de pandora,
destrozó las escalas de transición hacia el séptimo paraíso.
El
horadado sentimiento comienza a rejuvenecerse y cicatrizar de las pústulas
adheridas a su cuerpo.
Un
estremecimiento nuevo ronda el nuevo orden, será la nueva perspectiva. Será la
visión del color sobre gris.
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