Percepciones.
Sí, sí,
observo que sientes, sin embargo aprecio una frialdad, un distanciamiento.
Igual, es percepción en mi forma de mirar. Tu forma de hacer las cosas, me
desubican, mi capacidad de asimilar los sentimientos, no llega a captar los
requerimientos. Los estadios serán diferentes, no estaremos en el mismo. Sería
en una visita de captación, donde vi tu mirada y me prendí de ella. Tú,
añadiste nuevas especies al zoo particular. Sí, pues un fetiche, quizás sea.
Quizás en lugar privilegiado. Hay mascotas con mejor vida que muchos hombres.
Tuvieron suerte. Les eligieron en un estadio inferior, para subirle a otro por
encima de su imaginación.
A
cambio, sumisión. Hoy te peinaré, hoy no. Hoy te pongo guapo, te luzco, después
a tu jaula, no te vayas a acostumbrar. Sí, sí percibo. Será tu forma de hacer
las cosas. Ya sé que no debiera pensar, no es uno de mis dones, pero algún
vestigio pasado de mi otra vida, quedará. Ya sé, vivo mejor que muchos. Tengo
una vida plena de lujo y ociosidad, gracias a ti. Pero me estás recluyendo en
una vasija de cristal. Muy bella, por cierto. Y si un día, vuelves de cacería,
encuentras otra especie en extinción?. Otra maravilla natural, a proteger. Otro
juguete querido. Igual ese día, se te olvide dejar entreabierta la salida, o
mejor dicho la entrada. Pues por ella se cuela el aire, fuente de vida. Pero un
olvido, lo puede tener cualquiera. El aire, no entrará.
Y la dilapidación de la
lúcida mascota, otrora muestra de orgullo y deleite, pasaría a pertenecer al
conjunto valioso. Sí, valioso, el conjunto de trofeos, de especies raras,
atesorado en tu eterna vida, diosa.
Es el
peligro de los caminantes errabundos, conocen y son conocidos. Comparten y son
compartidos. La transparencia se nubla cuando el aire gélido de las penumbras
consigue envolver al espíritu libre y entregado.
Ya sé, es
solamente una percepción que no clarividencia, eso pertenece a tu estadio.
Será, corrupción de mi alma, empacho de existir dónde no debería. Privilegio
regalado, no es derecho. Equivocamos tener derecho con un regalo acostumbrado.
Los
simples mortales nos miramos en el espejo del lago. Con eterna calma, aparece
una bella imagen. Tú, ella al lado tomándote de la mano, iguales. Te pasea
orgullosa. Hasta que una nueva especie aletea en las cercanías y su aire, para
el débil reflejo, en huracán se convierte.
Destrozando la imagen idílica. La
realidad te devuelve un paseo de la diosa con su nueva figura. La observas
marchar, sabiendo que olvidó aposta, la tapa hermética de tu jaula de
cristal.
Entonces
agradeces, las ramas de Nerium oleander que te dejó pulcramente en un rincón.
Te facilita la salida, dulce sueño deseas, ella te concede tu último deseo. Te
enseñó, enriqueció, te excluyó.
Sé que no es clarividencia, es sólo una percepción.
No me es permitido pensar. Pero será un vestigio primigenio, de mi otra vida
como humano. El camino está servido.
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