It’s
no good…
Transcurre
mi deambular sobre fronteras pecaminosas, discordantes con la moralidad
establecida, facilidad creada para poder guiar nuestros pasos inseguros. Pero
no, tú siempre en el filo del otro lado, siempre probando la otra dirección, me
dice.
Paciente,
ojo avizor sobre la aguja delatora, la confidente que piensa que aliviará su
sino con descubrir a los paseantes libres, sin percatarse que ella nació
condenada a ser asno en rueda de noria, en continuar un camino infinito,
curvado y alentado por una zanahoria farsante, que le promete y no se le
entrega.
El reloj no me inquieta, soy
dueño del tiempo, de mi tiempo, he comprendido que el control sobre
mi tiempo no depende de nadie, que está grabado en mi mano, sólo depende de mí.
Las sinergias provocadas por sibilantes ruidos transgresores pueden acelerar o
serenar el ímpetu que mi mente aplique sobre el devenir, pero he comprendido,
detrás no hay nada.
Aquí
dedicaré a mi meta, la licuación del fluido sigiloso, el líquido amniótico que
nos protege de las deficiencias externas. Esa es la misión, disfrutar del
cálido rayo de sol que me calienta, de la proximidad de tu cuerpo y del aire
que respiras.
Idolatrados
y adoradores de símbolos equívocos, mantendrán su maquinaria a pleno
rendimiento para vencer nuestra unión. Sin comprender que mi metamorfosis en
lecho de río ha sido para poder elevarte desde los fondos cenagosos y
pletóricos orillar en las ensenadas del paraíso de nuestros cuerpos unidos.
Esto no
es bueno, nos dirán, hay que cuidarse, nos dirán…
Y ellos
comprenderán, que amamos lo inmoral, lo ilegal y lo que engorda. Y desistirán
en las sombras, mientras les fluyen las babas de sus labios heridos por
incisivos envidiosos…
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