Alba en el
Carmen Por Sancho.
Torno mi torso
Esquivo la
aurora oscura
Y quedo mi
mente en nívea estepa
Deshaciendo la
guardia al sol.
Entre sus
telares se escapa
Vitrales arcoíris
rompen el lapso
Esquivo de mis
ojos
Circunvalan cada
sorbo corto.
La dantesca
oscuridad
Tras amarillentos
fanales de sodio
Se apaciguan
tras el tul del alba
Que de
ceniciento torna albiceleste.
Llevo asido la
marca del recuerdo
Sobre granos
de silicio y níquel
Autoridad extraña
que otorga recuerdos
Me encomiendo
a su alma.
Decidido a
cincelar en las retinas
Del líquido
cristal de su maestría
Me permito escoger
un verbo sobre campanas
A la espera de
que abra su esplendor.
Y el Carmen alega
respirando
Que sus
entrañas preñadas de misterios,
Historias,
vericuetos insondables
Se pergeña de
luz, para velar el ángelus.
Ay de nosotros
querido escudero del alma
Que supimos
mirar tan lejos, a los ojos
Aquellos molinos,
supimos esperar
Para descubrir
la beldad inmensa de su vientre.
Jajaja, ya me
desquito porque soy truhan
Ladrón de
letras, usurpador de auroras al cenit
Resquicio de
arcoíris, verdor bajo rojeces
Níveas centinelas
sobre las cúspides altivas.
Es tu alba,
sí, porque vestiste la noche de azabache
Mas no pude
resistirme de sustraerte el aliento
Que fresco
rocío te otorgara la alborada
De miras
largas y luces palpitantes, bajo sus párpados.
Agradecido te
estoy, Sancho querido
De mis caminos
compaña y amigo
Pues de nada
me serviría tal hazaña
Si no llevaras
pluma y piel curtida, donde grabarlas.
©Santiago
Pablo Romero. Bluesman.
Maravilloso poema y esa bella música que le añaden más sortilegio si eso es posible, felicidades querido poeta.
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