Rubias…
Preparo
la danza del vaivén, por eso de ayudar
Una
cunita, dos, y ale hop arriba
Chanclas,
dedo gordo, capitán y el otro azulado
Por el
pisotón, del puto niño, la madre que lo parió
Ya de
pie y dispuesto a arreglar el mundo, me dirijo
Todo
recto al chiringo, Jacques, yes…Y aparece la primera rubia
Son las
dos, buena y perfecta hora, claro, ese olorcito aahhh
Esas
gotas rezumando, llorando sobre el esmerilado cristal,
Con su
asa y todo, para afianzar su cuerpo frente al tuyo
Esos
labios entreabiertos, y esa nívea espumosa, seguida del dorado manjar penetran
en tu ser, aahh
Y todos
miran a lo lejos, allí donde se pierde la arena y llega el mar, allí donde dos
montes bien prietos se balancean, piden miradas, y es que la chica, o el
cirujano, son unos cracks.
Llega la
hora de rematar el pescaíto frito, y esas gambitas de gabardinas blancas,
bellas de Saltés y la rubia, para entrarnos a la segunda, entre tanto los
parroquianos encontraron al culpable.
al menos recién sacada, que no ese euro que no tiene ni
nombre, igualito la Pela…
Qué bien
cuando la Pela era la Rubia, uys, tampoco se está mal.
Bueno
después de rellenar esas servilletas, blancas blanquísimas del servilletero
promocional, raspado de letras de bolígrafo prestado, no tenía una pluma el
barman, joé, que poco glamú.
Sin percatarme me salió un
recuerdo de aquel amor, de aquella que me dijo Siempre, Siempre, para siempre,
o será que sonaba un tío de cojones, ese tal Leonardo, que escribe a todo y
bien.
Y es que
hoy además el príncipe le ha dicho que lo va a hacer hijo de predilecta valía,
o algo así, será que no empezó a conocerlo hasta ahora que le van pasando los
cuarenta de largo.
Y yo
miro al mar, y miro a la de los pechos prietos y me miro en el bolsillo, y
recorro los agujeros mientras me encuentro esa redonda pelilla y el pensamiento
se me enturbia.
No sé porqué pensé en que
rubias hay muchas, pero sin haberla conocido, cada vez que siempre escucho y
pienso en rubio me aparece la octogenaria y mitad que podría ser, el mito. Será
que sus montículos desaforaron a muchos y tantos, será que Marilyn era mucha
diva y mucho que se yo, que se tú…
Pero no
importa, me trago los posos de mi última rubia, le suelto las rubias al barman,
miro la rubia de la playa y pienso en Marilyn, diciendo Siempre igual que
Leonardo, les digo baybay.
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