Abejas…
Campos
de trigo
Espigas
cargadas de granos generosos
Una
piedra de cuentas rodando en su círculo cónico
Transformando
sus cuerpos
Regando
las estepas de níveo maná
Y las
flores altivas
Despliegan
sus encantos, quieren ser germinadas
Un
acuerdo, un intercambio
Chorreando
sus celdas hexagonales de fruto maduro
Y un
bolillo tomo para ungir tus labios
Señora
reina, madre del panal
Nada
puedo hacer
Nada
quiero
Todo
Enharinada
cuan postre de dulce belleza
Agradecida,
regocijada, en sus tirantes labios, se lee
Y
recorre nuestros, prietos rostros
La
encubierta satisfacción
Tú me
muerdes
Recibo
la adulación de tu boca sumergida
En el
dorado manjar
Y noto
tu sabor
Sublime…
Entonces
comprendo nuestro enervado encuentro
En
aquella estación
Aquel
día
Nuestras
manos alzadas, en la lejana distancia de los metros
Todo
pasó, en campos yermos, con grietas en la piel
Ya nada
queda, aquello es polvo oscuro
Hoy
retozamos en el molino
Y
rebozamos nuestras pieles
Pringándonos
Para
poder sorbernos después.
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