Dimanche…
Cosas
sencillas, unos cordones bien amarrados
Un salto
al verla
Una
sonrisa frugal y a escondidas
Unos
dedos en sus mejillas
Unas
cuántas carantoñas derramadas sobre el aire cercano
Cosas
sinceras, un corto pantalón raído
Un
postre compartido
Un
americano, dos limas agujereadas y con limón
Descafeinado
largo, pues vale, no importa
Un
granjeo de polluelos alocados
Una
respiración compartida, en el cubículo del ascensor
Cosas
pequeñas, sencillas, un recogido de tu cabello
Un
pequeño delfín, en el recodo de tu hombro
Un bello
vello que muerden unos dientes queridos
Un
brazo, el mío, oprimido
Unos
dedos hundidos, los tuyos, en aquel brazo de antes
Una
ternura no pedida
Una
calidez ofrecida
Cosas
grandes, reunidas en un pequeño bolso de telas rayadas
Donde
las líneas se mezclan
Porque
el cielo salió para todos
O ni
salió
Ni
siquiera el sol salió, también estaba
Ni las
nubes pasaban por allí
Ni tú,
ni yo, ni él, ni ella, ni nosotros, ni vosotros, ni ellos
Eran
ganas de vivir
Todos,
recogiendo flores de aquel bello prado
Y la
máquina infrarroja
Ella,
sólo ella, sabía que las armas permanecían enterradas
Bajo sus
pies…
El
domingo, camión de fuerzas, que nos lanza…
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