Ilusión de Albero…
Qué más da, si
pienso lento, Albero siento
Ante la
sonrisa ilusionada, y tal plantío
Nada me hará
saber de taurinas tardes
Mas qué
importa, si en un envite me di de bruces
Con la sonrisa
sencilla de un zagal soñador.
Hunde sus pies,
apenas, casi cubiertos
Un corazón servil
al tendido, repleto de miradas
Interrogaciones
que no hallaran respuestas
Sino hechos y
bríos, viento, lucha de dos y más
Acontece la
tarde, medio sombra, caído sol.
Un puñado de
coetáneos arracimados y compungidos
No saben, confían,
no saben, temen
El morlaco se
arrima, todos detienen su respirar
Lance tras
lance, pétrea silueta cortando el lienzo vivo
Allá está él,
sirviendo de diana, detractores y prosélitos
Una guitarra
suena en la esquina de la plaza
Andaluza de
Granados, sesto de la tarde, puerta grande.
Homenaje a un
chico magno, un hombre imberbe
Que rotura el
tiempo escondido en las plazas mil
Apenas con las
ganas, y el empuje de sus coadjutores
Plantel de
gala, un bordado de hilo áurico escribe
Señal inequívoca
de su estirpe, Trigueros en el alma
Todos preguntan,
quién es, por qué le lleva embutido.
Sonríen, gana
las gentes, prebendas de humilde pose
Muestra la
efigie de su santo barón, hacedor de dicha
Acaso no fue
emolumento de sentimiento rotundo
Quizás su
locuacidad no sea pronta hendidura, no
Mas qué
entereza desplegada, en su orgulloso porte
Se descuelgan
quienes le conocen, se apiñan en él
Esta tarde, no
ha sido otra cualquiera, Miranda suena
Danza de
Granados, número cinco, Puerta Grande.
©Santiago
Pablo Romero. Bluesman. A David y sus Gentes, con mi más sentido aprecio.
Imágenes: José
María Marín.