Labias
de dicharacheros,
Enfermos
de humoriosis aguda
Risas
desencajadas,
Para no
orillar lluvias salitrosas
Por
abatimientos acidulantes.
Originadas
por cirrosis ulcerosas
Trasnochados
escarmientos de vara tarambana
Gritos
de penales de tres pisos con ventanas anárquicas
Toallas
de espeso pelo y chorreantes aguas.
Disculpas
por manos alzadas en bigotes recortiños
Cambios
del mundo mundial,
Promesas
de gárgolas sobre títeres de vanidades
Enarbolando
espejos en la niebla y amor pedagógico
Aturdiendo
al golpeado de tantas veces probar
Y
cuántas más, haber errado, sin pensar cuánto ha de penar
Muchas
herraduras tuvo que remendar para el clavo clavar.
En esta
inevitable contienda, sólo dos cosas no se pueden evitar
Una la
vida, penada o esclarecida, la otra su opuesta, la muerte.
Ríete de
tu chiste, bufón de la corte, que haberlos haylos.
Y no
todos los encumbró en un lienzo descomunal
El negro
prestado por don Diego, para obrase en honra
Y prestale
imagen a su prima Sebas, el pequeñín de morra.
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