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domingo, 9 de febrero de 2014

Si no puedes subir…

Si no puedes subir…

Y dejado los aperos, sobre un rincón
Me he adentrado en la ciénaga, pues te vi
Circunvalando mi sino, y te me escapabas
Mas mi aliento dejé en el derrotero escrito
Hasta llegar a dejarme oír, y elevé tu nombre.
Y hombres que portaban con hombros adoloridos

De una noche larga y rotunda, extenuante
Supieron de mi grito silencioso, de mi clamor
Entre la multitud de paso, en mi soledad
Hasta mis manos te postraron, ay de mí.
Y sí ahora, me delito mirando este instante
En descocada alegría, porque pleno llenaste mi gozo
Al poder dejarme absorber por el cúmulo cercano
En miradas cercenadas por la emoción titilante
De un hombre aguerrido a su Abad, quedo en son.
Y una estampa singular, como todas, se desgarra
Acrecentando la memoria de los hombres, ecuánimes
Que salitre en rostro, asomados al alma de la dolencia
Se aferran a ese ramalazo de mariposas en el vientre
Que zigzaguean describiendo ramales de ocasión ganada.
Y otra vez, si no puedes subir, bajo a tus pies
Si no puedes elevar tu voz, escucho tu silencio
Si no ansías portar más que un roce, te brindo mi capote
Entre tanto, ya te vas pleno, y a mi llenas el zurrón
Pues de qué me sirven los vítores, si tu cara vive el llanto.


©Santiago Pablo Romero. Bluesman. Sábado 08/02/2014

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