Si no puedes subir…
Y dejado los aperos, sobre
un rincón
Me he adentrado en la ciénaga,
pues te vi
Circunvalando mi sino, y
te me escapabas
Mas mi aliento dejé en el
derrotero escrito
Hasta llegar a dejarme
oír, y elevé tu nombre.
Y hombres que portaban con
hombros adoloridos
De una noche larga y
rotunda, extenuante
Supieron de mi grito
silencioso, de mi clamor
Entre la multitud de paso,
en mi soledad
Hasta mis manos te
postraron, ay de mí.
Y sí ahora, me delito
mirando este instante
En descocada alegría,
porque pleno llenaste mi gozo
Al poder dejarme absorber
por el cúmulo cercano
En miradas cercenadas por
la emoción titilante
De un hombre aguerrido a
su Abad, quedo en son.
Y una estampa singular,
como todas, se desgarra
Acrecentando la memoria de
los hombres, ecuánimes
Que salitre en rostro,
asomados al alma de la dolencia
Se aferran a ese ramalazo
de mariposas en el vientre
Que zigzaguean
describiendo ramales de ocasión ganada.
Y otra vez, si no puedes
subir, bajo a tus pies
Si no puedes elevar tu
voz, escucho tu silencio
Si no ansías portar más
que un roce, te brindo mi capote
Entre tanto, ya te vas
pleno, y a mi llenas el zurrón
Pues de qué me sirven los
vítores, si tu cara vive el llanto.
©Santiago
Pablo Romero. Bluesman. Sábado 08/02/2014
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